“El misterio de esta chica de Nazaret, que está en el corazón de
Dios, no nos resulta extraño. No es ella que está arriba y nosotros aquí.
No, no, estamos conectados. De hecho, ¡Dios fija su mirada de amor sobre
cada hombre y cada mujer! Con nombre y apellido. Su mirada de amor está
sobre cada uno de nosotros”. “… nosotros, desde siempre, hemos sido
elegidos por Dios para vivir una vida santa, libre del pecado. Es un proyecto
de amor que Dios renueva cada vez que nos acercamos a Él, especialmente en los
Sacramentos”. “En esta fiesta contemplando a nuestra Madre Inmaculada, bella,
reconozcamos también nuestro destino más verdadero, nuestra vocación más
profunda: ser amados, ser transformados por el amor. Miremos a ella, y dejémonos
mirar por ella; para aprender a ser más humildes, y también más valientes
en el seguimiento de la Palabra de Dios; para acoger el tierno abrazo de su
Hijo Jesús, un abrazo que nos da vida, esperanza y paz”. 8 de diciembre. Ángelus.
Zenit
La oración del papa Francisco a
los pies de la Inmaculada
Virgen
Santa e Inmaculada, a Ti, que eres el honor de nuestro pueblo y la
guardiana atenta que cuida de nuestra ciudad, nos dirigimos con confianza y
amor.
¡Tú
eres la Toda Hermosa, oh María!
El pecado no está en Ti.
El pecado no está en Ti.
Suscita
en todos nosotros un renovado deseo de santidad: en nuestra palabra brille el
esplendor de la verdad, en nuestras obras resuene el canto de la caridad, en
nuestro cuerpo y en nuestro corazón habiten la pureza y la castidad, en
nuestra vida se haga presente toda la belleza del Evangelio.
¡Tú
eres la Toda Hermosa, oh María!
La Palabra de Dios se hizo carne en Ti.
La Palabra de Dios se hizo carne en Ti.
Ayúdanos
a mantenernos en la escucha atenta de la voz del Señor: el grito de los
pobres nunca nos deje indiferentes, el sufrimiento de los enfermos y los
necesitados no nos encuentre distraídos, la soledad de los ancianos y la
fragilidad de los niños nos conmuevan, toda vida humana sea siempre amada y
venerada por todos nosotros.
¡Tú
eres la Toda Hermosa, oh María!
En ti está el gozo pleno de la vida bienaventurada con Dios.
En ti está el gozo pleno de la vida bienaventurada con Dios.
Haz que
no perdamos el sentido de nuestro camino terrenal: la suave luz de la fe
ilumine nuestros días, la fuerza consoladora de la esperanza dirija
nuestros pasos, el calor contagioso del amor anime nuestro corazón, los
ojos de todos nosotros permanezcan fijos, allí, en Dios, donde está la
verdadera alegría.
¡Tú
eres la Toda Hermosa, oh María!
Escucha
nuestra oración, atiende nuestra súplica: se Tú en nosotros la belleza del
amor misericordioso de Dios en Jesús, que esta belleza divina nos salve a
nosotros, a nuestra ciudad, al mundo entero.
Amén.
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