“Hemos pensado proponerles hoy: renovar la
oración para el Sínodo de los Obispos sobre la familia. Quisiera que esta
oración, al igual que todo el camino sinodal, esté animada por la compasión del
Buen Pastor por su rebaño, especialmente por las personas y familias que por
diversos motivos están «cansadas y abatidas, como ovejas que no tienen pastor» Así,
sostenida y animada por la gracia de Dios, la Iglesia podrá estar aún más
comprometida y más unida, en el testimonio de la verdad del amor de Dios y de
su misericordia por las familias del mundo, ninguna excluida, tanto dentro como
fuera del redil. Les pido que por favor no hagan faltar su oración. Invito a
rezar también a cuantos se sienten alejados, o que ya no están acostumbrados a
hacerlo. Esta oración por el Sínodo sobre la familia es por el bien de todos. Ahora
la rezamos juntos: Jesús, María y José, en ustedes contemplamos el esplendor
del amor verdadero, a ustedes nos dirigimos con fe. Santa Familia de Nazaret hagan
nuestras familias lugares de comunión y cenáculos de oración, auténticas escuelas
del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas. Santa Familia de Nazaret, que
nunca más en las familias haya violencia, cerrazón y división: quienquiera haya
sido herido o escandalizado conozca pronto el consuelo y la sanación. Santa
Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo de los Obispos pueda volver a
despertar en todos la conciencia del carácter sagrado e inviolable de la
familia de su belleza en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchen,
atiendan nuestra súplica. Amén”. 25/3/2015.
Audiencia General. RV.
“¿Cuántos están «un poco envenenados» de insatisfacción?
Oímos decir: «Sí, verdaderamente, Dios es bueno, pero cristianos sí, pero...».
Son los que, no terminan de abrir el corazón a la salvación de Dios y piden
siempre condiciones; los que dicen: Sí, sí, sí, yo quiero ser salvado, pero por
éste camino. Es así que el corazón se envenena. Es el corazón de los
«cristianos tibios», que tienen siempre algo de qué lamentarse: pero el Señor,
¿por qué me ha hecho esto? –Pero te ha salvado, te ha abierto la puerta, te ha
perdonado muchos pecados– Sí, sí, es verdad, pero... El israelita en el
desierto decía: Yo quisiera agua, pan, eso que me gusta, no esta comida tan
ligera. Estoy hastiado. Y también nosotros muchas veces decimos que estamos
hastiados del estilo divino. No aceptar el don de Dios con su estilo, ese es el
pecado; ese es el veneno; lo que nos envenena el alma, te quita la alegría, no
te deja seguir”. 24/3/2015. Sta. Marta. L’Osservatore Romano.
“Y la Biblia nos dice que en la misericordia está
precisamente el justo juicio. Y las tres mujeres –la santa, la pecadora y
la necesitada, figuras alegóricas de la
Iglesia– sufren de esta falta de misericordia. También hoy, el Pueblo de
Dios, cuando encuentra a estos jueces, sufre un juicio sin misericordia, sea
civil, o eclesiástico. Y donde no hay
misericordia, no hay justicia. Cuando el Pueblo de Dios se acerca voluntariamente
para pedir perdón, para ser juzgado, cuántas veces, cuántas veces encuentra a
alguno de estos”. “Sólo querría decir una de las palabras más bellas del
Evangelio que a mí me conmueve tanto: ¿Ninguno te ha condenado? –No, ninguno,
Señor –Tampoco yo te condeno’. No te condeno: una de las palabras más bellas
porque está llena de misericordia”. 23/3/2015.
Sta. Marta. RV.
(*)
Reflexiones del Papa Francisco. Síntesis semanal, en base a extractos
textuales. Producido por María Cristina Camacho de Armas para su difusión en: camachodearmas@gmail.com, https://www.facebook.com/catedrafrancisco y http://nueva-realidad.blogspot.com.ar/