“Hay muchas personas que conducen
su vida de forma difícil, pero si yo tengo el corazón mundano, jamás
comprenderé esto. Con el corazón mundano no se pueden comprender la carencia y
la necesidad de los demás. Con el corazón mundano se puede ir a la iglesia, se
puede rezar, se pueden hacer muchas cosas. Pero Jesús, en la oración de la
última Cena, ¿qué pidió? Por favor, Padre, cuida a estos discípulos, de modo que
no caigan en el mundo, no caigan en la mundanidad. Y la mundanidad es un pecado
sutil, es más que un pecado: es un estado pecaminoso del alma”. 5/3/2015. Sta. Marta. NEWS VA.
“En
occidente, los estudiosos presentan el siglo actual como el siglo del envejecimiento:
los hijos disminuyen, los viejos aumentan. Este desequilibrio nos interpela, es
más, es un gran desafío para la sociedad contemporánea. Sin embargo una cierta
cultura del provecho insiste en hacer ver a los viejos como un peso, una
“lastre”. No sólo no producen sino que son una carga. En fin, ¿cuál es el
resultado de pensar así? Hay que descartarlos. ¡Es feo ver a los ancianos
descartados, es una cosa fea, es pecado! ¡No nos atrevemos a decirlo
abiertamente, pero se hace! Hay algo vil en este acostumbrarse a la cultura del
descarte. Pero nosotros estamos acostumbrados a descartar a la gente. Queremos
remover nuestro acrecentado miedo a la debilidad y a la vulnerabilidad; pero de
este modo aumentamos en los ancianos la angustia de ser mal soportados y
abandonados”. 4/3/2015. Audiencia
General: Catequesis de la Familia: Ancianos. RV.
“Cuando uno aprende a
acusarse a sí mismo es misericordioso con los demás». Y puede decir: ¿Pero
quién soy yo para juzgarlo, si soy capaz de hacer cosas peores?. Es una frase importante:
¿quién soy yo para juzgar al otro?». Esto se comprende a la luz de la palabra
de Jesús sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso y con su invitación
a no juzgar. En cambio cómo nos gusta juzgar a los demás, hablar mal de ellos.
Sin embargo, el Señor es claro: no juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis
y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Es un camino ciertamente
no fácil, que inicia con la acusación de uno mismo, inicia con esa vergüenza
delante de Dios y con la petición de perdón a Él: pedir misericordia.
Precisamente de ese primer paso se llega a esto que el Señor nos pide: ser
misericordiosos, no juzgar a nadie, no condenar a nadie, ser generosos con los
demás”. 2/3/2015. Sta. Marta. RV.
“¡El dinero es el estiércol del
diablo! Cuando
el dinero se vuelve un ídolo, manda las opciones del hombre Y entonces arruina
al hombre y lo condena. Hace que se vuelva un siervo. El dinero al servicio de
la vida puede ser gestionado de manera justa por la cooperativa, si ésta es una
cooperativa auténtica, verdadera, donde no manda el capital sobre los hombres,
sino los hombres sobre el capital. Por ello les digo que hacen bien –y les digo
que lo hagan cada vez más– en contrastar y combatir contra las falsas cooperativas,
aquellas que prostituyen su propio nombre de
cooperativa. Es decir, de una realidad tan buena, para engañar a la gente con
objetivos de lucro contrarios a los de la verdadera y auténtica
cooperación”. 28/2/2015. Conferencia
italiana de Cooperativas. RV.
(*) Reflexiones del Papa
Francisco. Síntesis semanal, en base a extractos textuales. Producido por María
Cristina Camacho de Armas para su difusión en: camachodearmas@gmail.com, https://www.facebook.com/catedrafrancisco y http://nueva-realidad.blogspot.com.ar/
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