“Son «el
hombre santo, la mujer santa, el niño, el joven santo, el sacerdote santo, la
religiosa santa, el obispo santo...»: es decir, los «que no tienen el corazón
endurecido», sino «siempre abierto a la palabra de amor del Señor», los que «no
tienen miedo de dejarse acariciar por la misericordia de Dios. Por eso los
santos son hombres y mujeres que comprenden tantas miserias, tantas miserias
humanas, y acompañan al pueblo de cerca. No desprecian al pueblo». 12/3/2015. Sta. Marta. RV.
“Jesús dice: ‘El que no está conmigo, está contra mí’. Pero ¿no
habrá un camino de compromiso, un poco aquí y un poco allá? No. O estás en el
camino del amor, o estás en el camino de la hipocresía. O te dejas amar por la
misericordia de Dios, o haces lo que quieres, según tu corazón, que se va
endureciendo, cada vez más. ‘El que no está conmigo, está contra mí’: no hay un
tercer camino de compromiso. O eres santo, o te vas por el otro camino. ‘El que
no recoge conmigo’, deja las cosas… No. Peor aún: desparrama, arruina. Es un
corruptor. Es un corrupto, que corrompe”. 12/3/2015. Sta. Marta. RV.
“La ancianidad contiene una gracia y una misión: la
ancianidad es una vocación. Este período de la vida es diferente de los otros y
un poco tenemos que “inventárnoslo” porque nuestras sociedades no están listas,
espiritual y moralmente a dar a este momento de la vida su pleno valor”. “Los abuelos de hoy están llamados a formar un coro
permanente en el gran santuario espiritual de nuestro mundo, a sostener con su
oración e infundir ánimo con su testimonio a cuantos luchan en el campo de la
vida. La plegaria de los mayores es un gran don para la Iglesia; y sus
palabras, una inyección de sabiduría para la sociedad, muchas veces ocupada en
mil cosas y distraída de lo esencial. El corazón de los abuelos, libre de
resentimientos pasados y de egoísmos presentes, tiene un atractivo especial
para los jóvenes, que esperan encontrar en ellos un apoyo firme en su fe y
sentido para su vida”. 11/3/2015.
Catequesis Familia: Abuelos. RV.
“Ante
todo, pedir perdón no es un simple pedir disculpas sino que es ser consciente
del pecado, de la idolatría que construí, de las muchas idolatrías; en segundo
lugar, Dios siempre perdona, siempre, pero pide que también yo perdone, porque si
yo no perdono, en cierto sentido es como si cerrase la puerta al perdón de Dios.
Una puerta, en cambio, que debemos mantener abierta: dejemos entrar el perdón
de Dios a fin de que podamos perdonar a los demás”. 10/3/2015. Sta. Marta. NewsVa.
(*) Reflexiones del Papa Francisco.
Síntesis semanal, en base a extractos textuales. Producido por María Cristina
Camacho de Armas para su difusión en: camachodearmas@gmail.com, https://www.facebook.com/catedrafrancisco y http://nueva-realidad.blogspot.com.ar/
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