“En la Cuaresma se debe luchar, un
tiempo de lucha espiritual contra el espíritu del mal. Y mientras atravesamos
el ‘desierto’ cuaresmal, tenemos la mirada dirigida hacia la Pascua, que es la
victoria definitiva de Jesús contra el Maligno, contra el pecado y contra la
muerte. El desierto es el lugar en el cual se puede escuchar la palabra de Dios y
la voz del tentador. En el rumor, en la confusión, esto no se puede
hacer; se escuchan sólo las voces superficiales. En cambio, en el desierto,
podemos bajar en profundidad, donde se juega verdaderamente nuestro destino, la
vida o la muerte. ¿Y cómo escuchamos la voz de Dios? La escuchamos en su Palabra. Por esto es
importante conocer las Escrituras, porque de otra manera no sabemos responder a
las insidias del Maligno. Y aquí quisiera volver a mi consejo de leer cada día
el Evangelio: cada día leer el Evangelio, meditarlo un poquito, diez minutos; y
llevarlo también siempre con nosotros: en el bolsillo, en la cartera. Tener
siempre el Evangelio a mano. El desierto cuaresmal nos
ayuda a decir no a la mundanidad, a los ‘ídolos’, nos
ayuda a hacer elecciones valientes conformes
al Evangelio y a reforzar la solidaridad con los hermanos. Entremos en el desierto sin miedo, porque no
estamos solos: estamos con Jesús, con el Padre y con el Espíritu Santo”.
“Que la Virgen Santa, modelo de
docilidad al Espíritu, nos ayude a dejarnos conducir por Él, que quiere hacer de
cada uno de nosotros una “nueva criatura”. A Ella confío en particular, esta
semana de Ejercicios Espirituales que
iniciará esta tarde y en la cual tomaré parte junto con mis colaboradores de la
Curia Romana. Recen para que en este ‘desierto’ que son los Ejercicios
podamos escuchar la voz de Jesús y también corregir tantos defectos que todos nosotros tenemos, y hacer
frente a las tentaciones que
cada día nos atacan. Les pido, por lo tanto, que nos acompañen con su oración”.
22/2/2015. Ángelus. RV.
Sugerencia:
Acompañar al Papa Francisco, en este tiempo de Cuaresma, con
oración y lectura del Evangelio.
“¡O Jesús o el mal!
Jesús no invitaba a comer a los demonios: los expulsaba, porque eran el mal. Uno
no puede llamarse cristiano y violar la dignidad de las personas; quienes
pertenecen a la comunidad cristiana no pueden programar y realizar gestos de
violencia contra los demás y contra el medio ambiente. Los gestos exteriores de
religiosidad que no van acompañados por una auténtica y pública conversión no
son suficientes para considerarse en comunión con Cristo y con su Iglesia. Los
gestos exteriores no son suficientes para acreditar como creyentes a quienes,
con la maldad y la arrogancia típica de los criminales, hacen de la ilegalidad
su estilo de vida. A quienes eligieron el camino del mal y están afiliados a
organizaciones criminales renuevo la apremiante invitación a la conversión.
¡Abrid vuestro corazón al Señor! El Señor os espera y la Iglesia os acoge si,
como pública ha sido vuestra opción de servir al mal, clara y pública es
también vuestra voluntad de servir al bien”. 21/2/2015. A los Peregrinos de la diócesis de
Cassano allo Jonio. NEWS.VA.
(*)
Reflexiones del Papa Francisco. Síntesis semanal, en base a extractos
textuales. Producido por María Cristina Camacho de Armas para su difusión en: camachodearmas@gmail.com, https://www.facebook.com/catedrafrancisco y http://nueva-realidad.blogspot.com.ar/