“… el profeta es un
hombre “de tres tiempos: promesa del pasado; contemplación del presente;
valentía para indicar el camino hacia el futuro”. Dios “siempre ha custodiado a su pueblo con los profetas en los
momentos difíciles, en los momentos en los cuales el Pueblo estaba abatido o
destruido, cuando el Templo no existía, cuando Jerusalén estaba bajo el poder
de los enemigos, cuando el pueblo se preguntaba así mismo: “Pero Señor ¡tú me
hiciste esa promesa! ¿Y ahora que sucede?”.
“Cuando no
hay profecía la fuerza cae sobre la legalidad, prevalece el legalismo. Y cuando en
el pueblo de Dios no existe la profecía, el vacío que deja viene ocupado por el
clericalismo”.
"Cuando
impera el legalismo, la Palabra de Dios no se percibe, no existe, y los
creyentes “lloran” porque les falta la profecía y no encuentran a Dios".
“Que nuestra oración en estos días en los que
nos preparamos para la Navidad del Señor, sea: “Señor, ¡que no falten los
profetas en tu pueblo!”. Todos los que estamos bautizados somos profetas.
“Señor, ¡que no nos olvidemos de tu promesa! ¡Que no nos cansemos de seguir
hacia delante! ¡Que no nos cerremos en la legalidad que cierra las puertas!
Señor, libera a tu pueblo del espíritu del clericalismo y ayúdalo con el
espíritu de la profecía”. 16 dic. Santa Marta. Vatican Insider
No hay comentarios:
Publicar un comentario