En esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se
renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende: el pueblo en
camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en este misterio:
misterio de caminar y de ver.
Señor, Dios Altísimo, que te has despojado de tu rango por nosotros. Tú
eres inmenso, y te has hecho pequeño; eres rico, y te has hecho pobre; eres el
omnipotente, y te has hecho débil. El Señor nos dice una vez más: “No teman” (Lc 2, 10). Como dijeron los ángeles a los
pastores “no teman”. Y también yo les repito a todos ustedes: No teman. Nuestro
Padre es paciente, nos ama, nos da a Jesús para guiarnos en el camino a la
tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es la misericordia
¡Nuestro Padre perdona siempre! Él es nuestra paz. Amén. 24 de diciembre. Misa de Nochebuena. Radio Vaticana.
Mientras fijamos la mirada en la Santa Familia de Nazaret en el momento
en que está constreñida a hacerse prófuga, pensamos en el drama de aquellos
migrantes y refugiados que son víctimas del rechazo y de la explotación. Pero
también pensamos en los “exiliados” que puede haber dentro de las mismas
familias: los ancianos, por ejemplo, que a veces son tratados como presencias
molestas”. Jesús ha querido pertenecer a una familia que ha
experimentado estas dificultades, para que nadie se sienta excluido de la
cercanía amorosa de Dios. La sencillez de la vida de la Sagrada Familia es un
ejemplo que hace tanto bien a nuestras familias, las ayuda a convertirse cada
vez más en comunidad de amor y de reconciliación, en la que se experimenta la
ternura, la ayuda recíproca, el perdón recíproco. Y animó a las familias a
tomar conciencia de la importancia que tienen en la Iglesia y en la sociedad,
porque “el anuncio del Evangelio pasa ante todo a través de las familias, para
alcanzar después los diversos ámbitos de la vida cotidiana”. 29 de diciembre. Antes del Angelus. Radio
Vaticana.
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