Recuerden que “El sudario
no tiene bolsillos”.
“Invitación a dar valor a
la limosna como obra de misericordia, a no poner confianza en los bienes
efímeros, a usar las cosas sin apego al egoísmo, pero según la lógica de Dios,
la lógica de la atención a los demás, la lógica del amor. Nosotros podemos ser
muy dependientes del dinero, tener muchas cosas, pero al final no podemos
llevárnoslas con nosotros. Jesús presenta la vida como una vigilia de espera
laboriosa, que anuncia el día luminoso de la eternidad. Para poder participar
se necesita estar preparados, despiertos y comprometidos en el servicio a los
demás, en la consolante perspectiva que “desde allí”, no seremos nosotros los
que sirvamos a Dios, sino que será Él mismo quien nos acogerá en su mesa.
Pensándolo bien, esto sucede hoy, cada vez que encontramos al Señor en la
oración, o también sirviendo a los pobres y sobre todo en la Eucaristía, donde
Él prepara un banquete para nutrirnos de su Palabra y de su Cuerpo”.
“Hay una situación que sucede
frecuentemente también en nuestros días: tantas injusticias, violencias y
maldades cotidianas que nacen de la idea de comportarse como señores en la vida
de los demás. Tenemos un solo señor a quien no le gusta hacerse llamar “señor”
sino Padre”. Todos nosotros somos siervos, pecadores e hijos: Él es el único
Padre. La bienaventuranza eterna no nos dispensa del compromiso de hacer
más justo y más habitable el mundo. Es más, justamente nuestra esperanza de
poseer el Reino en la eternidad nos empuja a trabajar para mejorar las
condiciones de la vida terrena, especialmente de los hermanos más débiles. Que
la Virgen María nos ayude a no ser personas y comunidades conformistas con el
presente, o peor aún nostálgicas del pasado, sino dirigidas hacia el futuro de
Dios, hacia el encuentro con Él, nuestra vida y nuestra esperanza”. 7/8/2016. Ángelus. RV.
Jamás renunciemos a ser signos
humildes de perdón e instrumentos de misericordia.
“El perdón del que nos
habla San Francisco se ha hecho «cauce» aquí en la Porciúncula, y continúa a
«generar paraíso» todavía después de ocho siglos. Ofrecer el testimonio de la
misericordia en el mundo de hoy es una tarea que ninguno de nosotros puede
rehuir. El mundo necesita el perdón; demasiadas personas viven encerradas en el
rencor e incuban el odio, porque, incapaces de perdonar, arruinan su propia
vida y la de los demás, en lugar de encontrar la alegría de la serenidad y de
la paz. Que jamás renunciemos a ser signos humildes de perdón e instrumentos de
misericordia. Y podemos orar por esto. Cada uno a su manera. Que el Señor
nos dé la gracia de decir aquella palabra que el Padre no nos deja terminar de
decir, aquella que dijo el hijo pródigo: “Padre he pecado con…” le
tapó la boca y lo abrazó. Nosotros comenzaremos a decir y Él nos tapará
la boca y nos vestirá. “Pero Padre, tengo miedo de hacer lo mismo mañana”.
¡Vuelve! El Padre siempre está mirando hacia el camino. Mira en espera que
regrese el hijo pródigo y todos nosotros lo somos. Que el Señor nos dé esta
gracia”. 4/8/2016. VIII
Centenario Perdón de Asís. RV.
El hombre y la mujer de
hoy, están sedientos de Dios.
Mirando a nuestro
alrededor, comprobamos que el hombre y la mujer de hoy, están sedientos de
Dios. Ellos son la carne viva de Cristo, que grita «tengo sed» de una palabra
auténtica y liberadora, de un gesto fraterno y de ternura. Este grito nos interpela
y debe ser el que vertebre la misión y dé vida a las estructuras y programas
pastorales. Cuanto más se salga a saciar la sed del prójimo, tanto más seremos
predicadores de verdad, de esa verdad anunciada por amor y misericordia, de la
que habla santa Catalina de Siena. En el encuentro con la carne viva de Cristo
somos evangelizados y recobramos la pasión para ser predicadores y testigos de
su amor; y nos libramos de
la peligrosa tentación, tan actual hoy día, del nosticismo. 4/8/2016. A los Dominicos, orden de Predicadores. RV.
Al pueblo brasileño y al mundo:
combatir la buena batalla!!!
“En un mundo que tiene sed
de paz, tolerancia y reconciliación, deseo que el espíritu de los Juegos
Olímpicos pueda inspirar a todos, participantes y espectadores, en combatir «la
buena batalla» y terminar juntos la carrera, deseando conseguir como premio, no
una medalla, sino algo mucho más precioso: la realización de una civilización
en la que reine la solidaridad, fundada en el reconocimiento de que todos somos
miembros de una única familia humana, independientemente de las diferencias de
cultura, color de piel o religión.
“Y para los brasileños, que
con su alegría y característica hospitalidad organizan la Fiesta del Deporte,
les deseo que ésta sea una oportunidad para superar los momentos difíciles y
comprometerse en el «trabajo de equipo», para la construcción de un país más
justo y más seguro, apostando por un futuro lleno de esperanza y de alegría
¡Que Dios los bendiga a todos!”. 3/8/2016.
Mensaje al Pueblo Brasilero. RV.
Reflexiones
del Papa Francisco. Síntesis semanal, en base a extractos textuales. Producido
por María Cristina Camacho de Armas para su difusión en: camachodearmas@gmail.com, http://nueva-realidad.blogspot.com.ar/ y https://www.facebook.com/catedrafrancisco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario