Domingo, 25 de agosto de 2013 (*)
Jesús le
dice a los discípulos:
¿Piensan que yo he venido a traer paz en la
tierra? No, en cambio yo les digo, división. ¿Qué significa esto? Significa
que la fe no es una cosa decorativa, ornamental. No es decorar la vida con un
poco de religión, como si fuera una torta que la decoramos con crema chantilly. ¡No!, la fe comporta elegir a Dios como criterio base de la vida, y ¡Dios no es
el vacío, ni es neutro. Dios es siempre positivo, Dios es amor positivo!.
Después que
Jesús vino al mundo no se puede hacer como si a Dios no le conociéramos. Dios
tiene un rostro y un nombre: Dios es misericordia, es fidelidad, es vida que se
dona a todos nosotros. Por esto cuando Jesús dice: he venido a traer
división, no es que Jesús quiera dividir a los hombres entre ellos. Al
contrario: ¡Jesús es nuestra paz, es nuestra reconciliación! Pero esta paz no
es la paz de los sepulcros, no es neutralidad, Jesús no trae la neutralidad.
Esta paz no es un compromiso a cualquier costo. Seguir a Jesús comporta
renunciar al mal, al egoísmo y es elegir el bien, la verdad, la justicia, mismo
cuando pide sacrificio y renuncia a los propios intereses. Este sí, divide, lo
sabemos, divide también las relaciones más estrechas. Pero atención: ¡no es
Jesús el que divide! Él pone el criterio: o vivir para sí mismos, o vivir para
Dios y para los otros; hacerse servir o servir; obedecer al propio yo u
obedecer a Dios. En este sentido es “signo de contradicción”.
Por lo
tanto esta palabra del evangelio no autoriza de hecho el uso de la fuerza para
difundir la fe. Es justamente lo contrario: la verdadera fuerza del cristiano
es la fuerza de la verdad y del amor, que comporta renunciar a la violencia.
¡Fe y violencia son incompatibles. Fe y violencia son incompatibles! En cambio
la fe y el amor van juntos. El cristiano no es violento, es fuerte, y con qué
fortaleza: ¡con la fortaleza de la mansedumbre y del amor!
“Acuérdense
de esto: seguir a Jesús no es neutro, seguir a Jesús significa comprometerse,
no es algo decorativo, es la fuerza del alma.
El Santo Padre concluyó:
“Y les deseo a todos que
tengan un buen domingo y un buen almuerzo. Arrivederci”.
(*) Extracto textual, de Homilías y reflexiones del Papa Francisco, durante la 4°semana de agosto. Síntesis propia, para su difusión en Misas -luego de la Comunión-, Parroquias, Escuelas e Instituciones diversas. Fuentes: NEWS.VA, ZENIT.ORG.
(*) Extracto textual, de Homilías y reflexiones del Papa Francisco, durante la 4°semana de agosto. Síntesis propia, para su difusión en Misas -luego de la Comunión-, Parroquias, Escuelas e Instituciones diversas. Fuentes: NEWS.VA, ZENIT.ORG.
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