Domingo 29 de septiembre de 2013 (*)
En
el «Credo» decimos «Creo en la Iglesia, una», profesamos por lo tanto que la
Iglesia es única, Preguntémonos todos: yo como católico, ¿siento esta unidad? ¿Soy de aquellos que "privatizan" la
Iglesia para su propio grupo, su nación, sus amigos? Es triste encontrar una
Iglesia "privatizada" por este egoísmo y esta falta de fe. ¡Es
triste! Cuando oigo que tantos cristianos en el mundo están sufriendo, ¿soy indiferente,
o es como si sufriera uno de mi familia? Vayamos un poco más allá y
preguntémonos: ¿hay heridas a esta unidad? ¡Somos nosotros los que creamos las
heridas! Que cada uno se pregunte hoy: ¿hago crecer la unidad en la familia, en
la parroquia, en la comunidad, o soy un hablador, una habladora. ¡Hacen daño!
Los chismes hacen daño. ¡Un cristiano antes de chismear tiene que morderse la
lengua! ¿Sí o no? Morderse la lengua: esto nos hará bien, porque la lengua se
hincha y no pueden hablar y no pueden chismear. Por esta razón, es importante
la oración, que es el alma de nuestro compromiso de hombres y mujeres de
comunión, de unidad. La oración al Espíritu Santo, para que venga y realice la
unidad en la Iglesia.
En
un encuentro con 1600 catequistas Francisco dijo: no es lo mismo
"ser" catequista que "trabajar" como catequista, ya que el
ser catequista no es un título, es una actitud. El corazón del catequista vive
siempre este movimiento de 'sístole-diástole': unión con Jesús y encuentro con
los otros. "Recomenzar desde Cristo significa no tener miedo de ir con Él
a las periferias. "Si un catequista se dejar llevar por el miedo, es un
cobarde; si un catequista se queda tranquilo termina por ser una estatua de
museo; si un catequista es rígido, se vuelve reseco y estéril" "prefiero
una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma". Y en esta labor,
"nuestra belleza y nuestra fuerza" es que "si salimos a llevar
su Evangelio con amor Él camina con nosotros" y "nos primerea"
siempre. Dios siempre nos precede y que si tenemos miedo de ir a una periferia,
en realidad Él ya está allí.
Nos alerta sobre la
"tentación del bienestar espiritual". "Tenemos todo:
tenemos la Iglesia, tenemos a Jesucristo, los sacramentos, a la Virgen, todo,
un buen trabajo para el Reino de Dios. Falta esta última unción del cristiano,
para ser cristiano de verdad: la unión de la cruz, la unción de la
humillación". "La verificación si un cristiano es un verdadero
cristiano es su capacidad de llevar con alegría y con paciencia las
humillaciones; y como esto es algo que a nadie le gusta... Esta es la elección:
o cristianos de bienestar -que irán al Cielo ¿eh?, seguro te salvarás ¿eh?- o
cristiano cerca de Jesús, por el camino de Jesús". Quizá cada uno de
nosotros puede pensar: “¿Y a mí, a mí qué me sucederá? ¿Cómo será mi Cruz?”. No
sabemos. ¡pero existirá! Debemos pedir la gracia de no huir de la Cruz cuando
llegue: ¡con miedo, eh! ¡Esto es verdad! Esto nos causa miedo. Pero el
seguimiento de Jesús termina allá”.
(*) Extracto textual, de Homilías, mensajes y
reflexiones del Papa Francisco, durante la última semana de septiembre. Síntesis propia, para su difusión en Misas -luego de la
Comunión-, Parroquias, Escuelas e Instituciones diversas. Fuentes: NEWS.VA, ZENIT.ORG.
VATICAN INSIDER.
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