"Son muchos por ejemplo, los que creen que los cambios y las reformas pueden llegar en un tiempo breve. Yo soy de la opinión de que se necesita tiempo para poner las bases de un cambio verdadero y eficaz. Se trata del tiempo del discernimiento".
"Veo
con claridad que la Iglesia hoy necesita con mayor urgencia la capacidad de
curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía, proximidad.
Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. Hay que curarle
las heridas. Curar heridas, curar heridas... Y hay que comenzar por lo
más elemental”. "yo sueño con una Iglesia madre y pastora. Los ministros
de la Iglesia tienen que ser misericordiosos, hacerse cargo de las personas,
acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela a su
prójimo. Las reformas organizativas y estructurales, vienen después. La primera
reforma debe ser la de las actitudes".
La
religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones al servicio de las
personas, pero Dios en la creación nos ha hecho libres: no es posible una
injerencia espiritual en la vida personal. ‘Dime, Dios, cuando mira a una
persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la
condena?’. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí́ entramos en el
misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro
deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia.
" No
podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio
homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de
estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas
cosas hay que hacerlo en un contexto. Un
cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro, no va
a encontrar nada. La tradición y la memoria del pasado tienen que ayudarnos a
reunir el valor necesario para abrir espacios nuevos a Dios. Aquel que hoy
buscase siempre soluciones disciplinares, el que tienda a la ‘seguridad’ doctrinal
de modo exagerado, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido,
posee una visión estática e involutiva. Y así la fe se convierte en una
ideología entre tantas otras.
“
La
oración es para mí́ siempre una oración ‘memoriosa’, llena de memoria, de
recuerdos, incluso de memoria de mi historia o de lo que el Señor ha hecho en
su Iglesia o en una parroquia concreta. Para mí, se trata de la memoria de que
habla san Ignacio, en el encuentro misericordioso con Cristo Crucificado. Y me
pregunto: ‘¿Qué he hecho yo por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer
por Cristo?'
(*)
Extracto textual de temas abordados durante 6 horas de entrevista con
el Director de la revista jesuita: Civilta' Cattolica. Síntesis propia,
para su difusión en Misas -luego de la Comunión-, Parroquias, Escuelas e
Instituciones diversas. Fuente: publicación completa presentada en diario
Perfil, Argentina, el 21/9/2013.
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