“Es lo que hace mal: la codicia en mi relación
con el dinero. Tener más, tener más, tener más... ¡Te lleva a la idolatría, te
destruye la relación con los demás! No el dinero, sino la actitud, que se llama
codicia. Además esta codicia te enferma, porque te hace pensar sólo en función
del dinero. Te destruye, te enferma… Y al final - esto es lo más importante -
la codicia es un instrumento de la idolatría, porque va por el camino contrario
al que ha hecho Dios con nosotros. San Pablo nos dice que Jesucristo, que era
rico, se ha hecho pobre para enriquecernos a nosotros. Este es el camino de
Dios: la humildad, el abajarse para servir. En cambio la codicia te lleva por
el camino contrario: tú, que eres un pobre hombre, te haces Dios por la
vanidad. ¡Es la idolatría!”
“El Señor nos enseña
cuál es el camino: no es el camino de la pobreza por la pobreza. ¡No! Es el
camino de la pobreza como instrumento, para que Dios sea Dios, ¡para que Él sea
el único Señor! ¡No el ídolo de oro! Y todos los bienes que tenemos, el Señor nos
los da para hacer que el mundo vaya adelante, para que la humanidad vaya
adelante, para ayudar, para ayudar a los demás. Que permanezca hoy en nuestro
corazón la Palabra del Señor: ‘Estén atentos a estar lejos de toda codicia,
porque incluso si uno está en la abundancia, su vida no depende de lo que él
posee’”. 21 de octubre, Santa Marta. Fuente: Radio Vaticana
No hay comentarios:
Publicar un comentario