"¡Hemos sido re-hechos en
Cristo! Lo que Cristo ha hecho en nosotros es una nueva creación: la sangre de
Cristo nos ha re-creado. ¡Es una segunda creación! Si antes el conjunto de
nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestros hábitos estaban en el camino
del pecado, de la iniquidad, después de esta re-creación debemos hacer el
esfuerzo de caminar por la senda de la justicia, de la santificación".
"Cuando damos de comer a un
hambriento", dijo, "volvemos a crear en él la esperanza. Y así, con
los otros". Si en cambio "aceptamos la fe y luego no la vivimos
--advirtió-- somos cristianos solo de memoria":
"Sin esta conciencia
del antes y del después de la que Pablo nos habla, ¡nuestro cristianismo no le
sirve a nadie! Y más aún: va en el camino de la hipocresía. ‘¡Me llamo
cristiano, pero vivo como un pagano!'. A veces decimos ‘cristianos a medias’,
que no toman esto en serio. Somos santos, justificados, santificados por la
sangre de Cristo: asumir esta santificación y llevarla adelante ¡Pero no se
toma en serio! Cristianos tibios: ‘Pero, sí, sí; pero..., no, no’. Así como
decían nuestras madres: 'cristianos de agua de rosas, ¡no!’ Un poco así... Un
poco de pintura de cristiano, un poco de pintura de catequesis... Pero en el
interior no hay una verdadera conversión, no hay esta creencia de Pablo:
"Todo lo he perdido y lo considero basura, a fin de ganar a Cristo y ser
hallado en él’". 24 de octubre. Santa Marta. Zenit.
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