Jesús dijo: “Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: "No
matarás"; pero yo les digo que todo aquel que se enoja contra su hermano,
merece ser condenado por un tribunal". (vv. 21-22). Con esto, Jesús nos
recuerda que ¡también las palabras pueden matar, eh? Cuando se dice que una
persona tiene la lengua de serpiente, ¿qué quiere decir? Que sus palabras
matan. Por lo tanto, no sólo no se debe atentar contra la vida de los demás,
sino tampoco derramar sobre él el veneno de la ira y golpearlo con la calumnia.
Ni hablar mal de él porque llegamos a las habladurías: los chismes también
pueden matar, ¡porque matan la reputación de las personas! ¡Es muy feo
chismorrear! Al principio puede incluso parecer incluso una cosa agradable,
incluso divertida, como si fuera un caramelo. Pero al final, nos llena el
corazón de amargura, nos envenena también a nosotros. Pero les digo la verdad,
¿eh? Estoy convencido de que si cada uno de nosotros hiciera el propósito de
evitar los chismes, ¡con el tiempo se convertiría en un santo! Éste es un
hermoso camino. ¿Queremos llegar a ser santos, si o no? (Síiiiii), ¿Queremos
vivir parloteando como de costumbre, si o no? (Noooo). Entonces estamos de
acuerdo: ¡basta con los chismes!".
“Jesús propone a los que siguen la perfección del amor: un amor cuya
única medida es no tener medida, ir más allá de todo cálculo. El amor al
prójimo es una actitud tan fundamental que Jesús llega a afirmar que nuestra
relación con Dios no puede ser sincera si no queremos hacer la paz con el
prójimo”. “Él va a la raíz de la Ley, centrándose especialmente en la intención
y por tanto en el corazón humano, donde se originan nuestras acciones buenas o
malas. Para obtener un comportamiento bueno y honesto no son suficientes las
normas jurídicas, sino que son necesarias motivaciones profundas, expresión de
una sabiduría oculta, la Sabiduría de Dios, que se pueden recibir gracias al
Espíritu Santo. Y nosotros, a través de la fe en Cristo, podemos abrirnos a la
acción del Espíritu, que nos permite vivir el amor divino. A la luz de esta
enseñanza, todos los mandamientos revelan su pleno significado como una
exigencia de amor, y todos se reúnen en el gran mandamiento: amar a Dios con
todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo.”
2014-02-16. Ángelus. Radio Vaticana
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