Así pues, «un cristiano es uno que ha sido invitado», pero no invitado a «una tienda» o «a dar un paseo». Dios «quiere decirnos algo más: “¡Tú estás invitado a la fiesta!”.
«Se entiende, una fiesta es un encuentro de personas que hablan, ríen, festejan, son felices. Es un encuentro de personas. Yo entre las personas normales, mentalmente normales... nunca he visto a nadie que haga esto solo, ¿no? ¡Sería un poco aburrido! Abrir la botella de vino... Esta no es una fiesta, es otra cosa. Se hace fiesta con los demás, en familia, se hace fiesta con los amigos, se hace fiesta con las personas que han sido invitadas, como yo he sido invitado. Para ser cristiano se necesita una pertenencia y pertenece a este Cuerpo esta gente que ha sido enviada»; esta es la «pertenencia cristiana».
Una fiesta para «buenos y malos»: todos han sido invitados. Y los primeros de la lista son los marginados, los últimos, los lejanos, las personas que están en el centro del Pontificado de Papa Francisco.
5 de nov. Santa Marta. Vatican Insider
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