Francisco afirmó que “en este camino hacia el final de nuestro
camino, de cada uno de nosotros y también de toda la humanidad, el Señor nos
aconseja dos cosas, dos cosas que son diferentes, son diversas según cómo
vivimos, porque es diferente vivir en el momento y vivir en el tiempo”.
“Y el cristiano es un hombre o una mujer que sabe vivir en el
momento y que sabe vivir en el tiempo. El momento es lo que nosotros tenemos
ahora en la mano: pero esto no es el tiempo, ¡esto pasa! Quizá nosotros podamos
sentirnos dueños del momento, pero el engaño es creernos dueños del tiempo: ¡el
tiempo no es nuestro, el tiempo es de Dios! El momento está en nuestras manos y
también en nuestra libertad acerca de cómo tomarlo. Es más: nosotros podemos
llegar a ser soberanos del momento, pero hay un solo soberano del tiempo, un
solo Señor, Jesucristo”.
“El cristiano, que es un hombre o una mujer
del momento, debe tener esas dos virtudes, esas dos actitudes para vivir el
momento: la oración y el discernimiento”.
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