"cuando nosotros pensamos en nuestros enemigos, realmente pensamos
antes en el demonio, porque es precisamente el que nos hace mal. La atmósfera,
el estilo de vida gusta mucho al demonio y esta mundanidad: vivir según los
valores - entre comillas - del mundo.
Algunos administradores, administraciones
de empresas, administradores públicos, algunos administradores de gobierno...
Quizá no son muchos. Pero es un poco esa actitud del camino más corto, más
cómodo para ganarse la vida".
"Y la costumbre del
soborno es una costumbre mundana y fuertemente pecadora. Es una costumbre que
no viene de Dios: ¡Dios nos ha pedido llevar el pan a casa con nuestro trabajo
honesto! Y este hombre, administrador, lo llevaba pero ¿cómo? ¡Daba de comer a
sus hijos pan sucio! Y sus hijos, quizá educados en colegios caros, quizá
crecidos en ambientes cultos, habían recibido de su padre suciedad como comida,
porque su padre, llevando pan sucio a casa, ¡había perdido la dignidad! ¡Y esto
es un pecado grave! Porque se comienza quizá con un pequeño soborno, ¡pero es
como la droga eh!"
"quizá hoy nos hará
bien a todos nosotros rezar por tantos niños y jóvenes que reciben de sus
padres pan sucio: también estos están hambrientos, ¡están hambrientos de
dignidad! Rezar para que el Señor cambie el corazón de estos devotos del dios
soborno y se den cuenta que la dignidad viene del trabajo digno, del trabajo
honesto, del trabajo de cada día y no de esos caminos más fáciles que al final
te lo quitan todo." 8 de nov. Santa Marta. Zenit
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